“Frazada: objeto cotidiano, rápidamente aceptado, calor, abrigo, protección. Soporte afectivo, sensorial. La pintura es otra carga emocional que traduce sentimientos.
La frazada fuera de su contexto cotidiano, se vuelve soporte de la pintura, en sí misma, un objeto artístico que colgado en la pared nos trae a la memoria antiguos tapices.
Es fundamental poder ‘elegir’ los materiales con los cuales trabajar, la sociedad actual de consumo nos provee infinidad de ellos que podemos ‘apropiarnos’ para crear ‘nuevos objetos’ con los cuales convivir pero luego de descontextualizarlos, ensamblarlos, pintarlos o agredirlos, esto significa que pasó por nuestro sentimiento. Amor consumado.
El eclecticismo de nuestra realidad con la diversidad de lenguajes e información nos exige un mayor compromiso y nos permite ‘apropiarnos’ con total libertad para poder expresarnos.
Asumo la cotidianeidad, lo banal, la ironía, lo lúdico, la alegría y diversión. Imágenes soñadas, cotidianas, obvias con sabor a kitsch que me confirman que la pintura es simplemente un acto de fe”
Feliciano Centurión